Tratar con problemas médicos complejos puede provocar secuelas emocionales, especialmente cuando se trata de niños. Megan es una defensora de la integridad de Allyson, asegurándose de que sus cambios psicológicos sigan el ritmo de sus tratamientos físicos y de que siga participando en todas las pequeñas cosas que hacen que ser una niña de 4 años sea tan mágico.

Este tipo de intercambios, llamados juegos médicos, enseñan a Allyson a enfrentarse a sus problemas de salud en un lenguaje que ya domina. Al familiarizar a Allyson con el equipo y los procedimientos médicos, Megan alivia la ansiedad de Allyson por su próxima operación cardíaca en el Instituto del Corazón del Hospital Infantil de Colorado. Al sacar a Allyson de su habitación del hospital y llevarla a una sala de juegos en la que hay un dinosaurio, una casa de juegos con forma de castillo y un paisaje mural de las Montañas Rocosas, Megan ayuda a Allyson a ser una niña típica de preescolar.